Con el contenido de este Cancionero he pretendido recoger para la posteridad la obra musical que Mariano Contreras García, mi padre, ha interpretado a lo largo de su vida en la amenización de las distintas fiestas populares de la provincia de Segovia y alrededores, a la que he añadido mi conocimiento personal en los apartados que figuran como romances, villancicos, cantables, otros cantos religiosos y canciones infantiles.
Aunque no soy la persona más adecuada para juzgar su obra como artista, sí me gustaría que ésta no sólo quedara para la posteridad, sino que todo el que lea este Cancionero sepa que Mariano Contreras fue una persona que vivió por encima de todo para este instrumento tan querido por mucha gente, la dulzaina, entregando desinteresadamente sus conocimientos y experiencia musical a cuantos se lo pidieron y que pretendió siempre ser una persona honrada y sencilla, dando mucho cariño a su familia ya cuantos le conocían. Aunque le reconocieron en vida su labor musical en los distintos homenajes que recibió, quiero «rendirle con estas páginas mi homenaje particular como hijo.
También quiero indicar que la transcripción musical de todas las partituras que componen el Cancionero la he realizado con la importantísima ayuda de mi esposa Petra Andrea Monago Rodríguez, sin la cual este cancionero no habría visto la luz.
Cancionero Segoviano de Música Popular.
DESCRIPCION DE LA DULZAINA
La dulzaina es un instrumento de viento-madera de la familia del oboe y como inglés pero con algunas llaves menos que estos instrumentos. Está formado por un tubo de madera troncocónico rematado en campana en la parte inferior. En la parte superior y por el interior del tubo se le ha provisto de un alojamiento donde se encaja el taudel o tudel, pequeño tubo metálico troncocónico donde va colocada la pipa o elemento sonador. La madera empleada en la fabricación de la dulzaina es variada pero las más habituales son: ébano, palosanto, peral, boj, fresno. La pipa se fabrica con caña vegetal de cañaveral.
Lleva dispuestos a lo largo del tubo seis agujeros por la parte frontal y uno por la parte posterior que se tapan con la yema de los dedos. Además con los dedos también se abren o cierran ocho o nueve llaves que completan la escala diatónica.
Con los dedos de la mano izquierda se tapan los agujeros y se actúan las llaves de la parte superior y con los de la mano derecha se tapan los agujeros y se actúan las llaves de la parte inferior. Esta es la posición para los ejecutantes diestros, pero también se fabrican dulzainas «de zurdas», con la posición de manos contraria, o sea, la derecha arriba y la izquierda abajo.
La dulzaina tal como la conocemos ahora, esto es con llaves, data de principios de siglo XX. Hasta esa fecha se las conocía con el nombre de gaitas y no tenían llaves; incluso a los intérpretes se les llamaba, hoy en día se les sigue llamando en algunas partes, gaiteros. Desde el momento en el que se le colocaron llaves se empezó a llamar al instrumento dulzaina ya sus intérpretes dulzaineros.