En el verano de 1999 me quedé mudo. Una amiga me había elogiado con inusitado entusiasmo una exposición de camisas que se celebraba en Carbonero el Mayor.
Tanto fervor por unas camisas, pensé escéptico, como restando importancia. Pero, por no defraudar a mi amiga, fui a Carbonero y sufrí tal conmoción que me quedé mudo. Algunas personas, pude comprobarlo, seguían también atónitas y conmovidas, es decir, enmudecidas, la visita a aquella exposición prodigiosa.
¿Qué había en esas dieciocho o veinte camisas expuestas para arrebatar la palabra de tal manera? Pues, además de un trabajo ímprobo y primoroso, además de una conjunción armónica de colores, lo que saltaba a la vista, más allá de la belleza deslumbrante, lo que se percibía de inmediato, era muchísimo amor, un amor inconmensurable derramado en acorches, canesús, pecheras, puños y cuellos.
Como si cada camisa fuera una carta cifrada de amor escrita con hilo. Sin una dosis muy crecida de amor es inconcebible que una persona pueda embarcarse en esa tarea ingente que implica bordar una camisa de acorches, llamada también, qué nombre más hermoso, camisa galana de Segovia. y no sólo amor a los demás, también cierta dosis de amor propio, de afán de superación y un alto grado de autoestima.
La Camisa de Acorches de Segovia
Dicen que el hábito no hace al monje, pero en este caso sí. Al traje regional le embellece la camisa y distingue al que la viste, igual que al monje su hábito. De aquí, nuestro empeño por difundirla poniéndola al alcance de todos.
La aparición de la extinguida camisa de acorches pone unas cotas muy altas en nuestro folclore y la ilusión por vestirla se acentúa cada día más, pues, junto con la capa o un bonito refajo, es una pieza imprescindible en el traje regional; dice Oreste Perote «la grandeza de un pueblo responde siempre al elevado espíritu de sus habitantes. Un espíritu elevado se consigue con cultura. Laborar por ésta, bien sea enseñando o aprendiendo, es obra de todo buen patriota».
He cumplido 80 años y me parece que no sería correcto que este trabajo sobre nuestras camisas, desapareciera conmigo, pues, aunque de momento hizo un buen servicio, otros vendrán después y se interesarán por ello. Por lo tanto, salvando mi torpeza al escribirlo, me parece importante dejar constancia a las personas que me sucedan en el tiempo.
A medida que leas este trabajo, encontrarás la información necesaria para confeccionar tu camisa. Consúltalo Con alguien próximo, si algo no entiendes; siempre se ha dicho que cuatro ojos ven más que dos o, simplemente, pásalo hoy por alto, tal vez lo que hoy no entiendas mañana te parecerá sencillísimo.
Piensa en nuestros jóvenes y míralos Con su camisa y loS parabienes que recibimos por ella. No hay atajos sin trabajo. Empiézala y, cada puntada que des, piensa que es un avance y que ya te queda menos para terminarla. Querer es poder. Pon cariño y empeño; te lo dice una madre.